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La culpa de los Sonny Angel la tiene Rose O’Neill, la ilustradora sufragista que inventó los ‘kewpie’

Están por todas partes y estas Navidades, los verás enganchados a muchos móviles. Los Sonny Angel, figuras de siete centímetros que han conseguido conquistar a famosos como Rosalía, tienen una historia más larga y compleja de lo que podríamos imaginar. Estos muñecos, con su característica forma de ángel y sus coloridos tocados, no son una creación reciente, sino una reinterpretación moderna de las famosas figuras llamadas “Kewpie”, que nacieron a principios del siglo XX bajo la mano de la ilustradora estadounidense Rose O’Neill.

Los Sonny Angel tienen sus raíces en los Kewpie de O’Neill, que fueron un fenómeno cultural a principios del siglo XX. Como explica el periodista Lucas Navarro en un artículo de ICON, los Kewpies hicieron su debut en 1909 en las páginas de la revista Ladie’s Home Journal, donde Rose O’Neill los presentó por primera vez. Sus ilustraciones, que mostraban a pequeños y adorables «querubines» con ojos grandes y sonrisas encantadoras, rápidamente captaron la atención del público. No solo fueron un éxito comercial, sino que también se convirtieron en un símbolo de la cultura popular de su época. La creación de O’Neill trascendió más allá del ámbito artístico y llegó a convertirse en un fenómeno social.

Los Sonny Angel: una reinterpretación japonesa
Aunque la inspiración inicial de los Sonny Angel proviene de los Kewpies de O’Neill, la versión moderna de estos muñecos tiene su origen en Japón. Fue el diseñador Toru Soeya quien, a principios de los 2000, decidió reinterpretar los Kewpies en una versión más pequeña y coleccionable. En lugar de las figuras de mayor tamaño, Soeya creó los Sonny Angel de solo 18 centímetros, presentándolos en un formato diminuto que invitaba al coleccionismo.

La compañía nipona Dreams fue la responsable de lanzar los primeros Sonny Angel al mercado, con el eslogan «Él puede traerte felicidad», lo que marcó el comienzo de la popularidad de estas figuras en Japón. Con el tiempo, su éxito traspasó las fronteras del país, y los Sonny Angel comenzaron a ganar seguidores en todo el mundo. La verdadera explosión de su popularidad a nivel global ocurrió en 2023, cuando el auge de TikTok y las redes sociales permitió que estos muñecos volvieran a Occidente. Influencers, celebridades como Rosalía y Victoria Beckham, y muchas personas en la cultura pop comenzaron a lucirlos, enganchados a sus móviles, lo que hizo que su popularidad se disparara una vez más.

La fascinante historia de Rose O’Neill
Rose O’Neill nació en 1874 en Wilkes-Barre, Pensilvania, y a lo largo de su vida fue una mujer adelantada a su tiempo. Aunque no recibió formación artística formal, comenzó a dibujar a los 18 años y, solo un año después, se mudó a Manhattan para perseguir su sueño de convertirse en ilustradora. En pocos años, se ganó una gran reputación en el mundo de la ilustración y, además de su faceta como dibujante, también destacó como escritora, escultora y pintora.

Una de sus mayores contribuciones fue la creación de los Kewpies. Aunque muchos los conocen hoy como figuras coleccionables, en su momento los Kewpies fueron mucho más que simples muñecos. Se convirtieron en un símbolo de ternura y optimismo en una época marcada por grandes cambios sociales y políticos, como el sufragio femenino, movimiento al que O’Neill estuvo muy vinculada. Las ilustraciones de Kewpie que O’Neill publicó en Ladie’s Home Journal fueron un éxito inmediato. Además de ser un éxito comercial, su éxito cultural también fue innegable, lo que le permitió seguir adelante con la producción de estas figuras en diversos formatos, incluyendo esculturas, postales y más.

El impacto de los Kewpies fue tal que se produjeron más de cinco millones de figuras a lo largo de los años, convirtiéndose en la escultura más popular de Estados Unidos durante un largo periodo. O’Neill se convirtió en una de las artistas más rentables de su tiempo, con ganancias estimadas en más de un millón de dólares debido a sus Kewpies.

Sonny Angel: del coleccionismo a las redes sociales
El renacer de los Sonny Angel en la actualidad es un claro ejemplo de cómo las tendencias del pasado se reinventan y encuentran una nueva vida en la era digital. Aunque los primeros muñecos de Sonny Angel de Toru Soeya tenían un tamaño de 18 centímetros, hoy en día se fabrican en una versión mucho más pequeña, de apenas siete centímetros. Con más de un millar de modelos disponibles, los Sonny Angel se venden en 33 países y se han convertido en un objeto de deseo en el mundo del coleccionismo. Su precio, que ronda los 10 euros por figura, ha permitido que se conviertan en un accesorio accesible para todos.

Sin embargo, su verdadera popularidad se desató gracias a las redes sociales, en particular a plataformas como TikTok, donde los «querubines» fueron adoptados por influencers y figuras públicas como Rosalía, quien ha sido vista varias veces mostrando sus Sonny Angel. Esta tendencia ha desencadenado un fenómeno de coleccionismo entre jóvenes y adultos, quienes no solo los compran, sino que los lucen orgullosamente como parte de su identidad digital.

La herencia de O’Neill
Hoy, la figura de los Sonny Angel sigue siendo un homenaje a la obra de Rose O’Neill, cuya creatividad marcó una época. O’Neill no solo dejó un legado artístico, sino también cultural, al influir en la forma en que concebimos la ternura y la inocencia a través de las imágenes. Sus Kewpies, con su estilo inconfundible y su presencia en la vida cotidiana, continúan siendo una fuente de inspiración para nuevas generaciones de artistas y diseñadores.

Los Sonny Angel, por tanto, no son solo muñecos coleccionables, sino un recordatorio de cómo el arte y la cultura popular pueden trascender generaciones. Desde las viñetas de O’Neill en Ladie’s Home Journal hasta las redes sociales del siglo XXI, estos pequeños «ángeles» siguen siendo un símbolo de alegría, nostalgia y el poder del diseño para conectar con el público, a pesar del paso del tiempo.

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