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La espada y el escudo del directivo al frente de una empresa familiar

Los expertos recuerdan que el legado dota de solidez a estos negocios, pero debe combinarse con la adecuada atención al desarrollo del talento.

A medida que las festividades navideñas se acercan, especialmente en tiempos de incertidumbre económica y global, las empresas familiares resisten con más fuerza que nunca. Este tipo de compañías, que representan una parte significativa del tejido empresarial en muchas economías, tienen un rasgo distintivo: su solidez, sustentada en generaciones de tradición. Un reciente análisis realizado por el equipo de IPB de Deutsche Bank sobre el impacto del Covid-19 en las empresas cotizadas alemanas desveló datos reveladores. Aunque el análisis se centró en las compañías cotizadas, los hallazgos subrayan cómo las empresas familiares reaccionaron de manera diferente durante la pandemia, destacándose por la combinación de su legado con una gestión moderna y flexible.

En medio de la crisis, las empresas familiares mostraron una resistencia notable, impulsada por una estructura de liderazgo que valora tanto la tradición como la capacidad de innovación. Según los datos, estas empresas no solo sobrevivieron a las dificultades, sino que muchas de ellas también lograron adaptarse y continuar creciendo. Este fenómeno se debe en gran medida a la interacción entre lo que podemos llamar el “escudo” de la familia y la “espada” del directivo. La familia, como pilar fundamental, proporciona estabilidad, continuidad y seguridad, mientras que el directivo utiliza su visión estratégica y su capacidad de innovación para garantizar que la compañía no solo sobreviva, sino que prospere a pesar de los desafíos.

El legado familiar: una fortaleza con sus desafíos

El legado familiar es, sin duda, una de las fortalezas que permite a estas empresas enfrentar con éxito períodos de incertidumbre. La historia, los valores compartidos y el compromiso generacional confieren a estas compañías una identidad única. En tiempos difíciles, el apego al legado se convierte en un escudo protector que da confianza a los empleados, proveedores y clientes. Sin embargo, los expertos advierten que, para que las empresas familiares sigan siendo competitivas en el mercado globalizado de hoy, este legado debe combinarse con una gestión moderna y profesionalizada.

El gran reto de las empresas familiares, tal como subrayan los expertos, es cómo gestionar la sucesión generacional de manera efectiva. El liderazgo que se ha mantenido a lo largo de las décadas bajo la misma familia debe evolucionar con los tiempos. Si bien es vital preservar el espíritu fundacional y los valores heredados, también es esencial incorporar una estrategia de gestión más flexible y abierta a la innovación. En este sentido, la adaptación tecnológica y la gestión estratégica se presentan como áreas clave para asegurar que la empresa no solo se mantenga a flote, sino que también logre posicionarse en un mundo empresarial cada vez más competitivo y dinámico.

El desafío de la sucesión y la incorporación de nuevas generaciones

Los estudios sobre empresas familiares resaltan que el verdadero éxito no solo radica en mantener el legado, sino también en cómo se lleva a cabo la sucesión generacional. El reto de mantener la cohesión familiar mientras se abre espacio a nuevas formas de liderazgo es un tema complejo. Los expertos sugieren que la clave está en saber fusionar la experiencia de las generaciones mayores con la frescura y la innovación que pueden aportar las nuevas generaciones. Esta transición generacional debe ser cuidadosamente gestionada, con el objetivo de incorporar jóvenes líderes que tengan la capacidad de innovar, pero también de respetar y mantener el núcleo de los valores familiares.

Al mismo tiempo, las empresas familiares exitosas son aquellas que invierten en la formación continua no solo de sus miembros familiares, sino también de los empleados clave. Esto asegura que el talento no se quede estancado y se siga desarrollando a medida que la empresa crece y se adapta a nuevas realidades. A medida que los mercados evolucionan, las necesidades y demandas de los consumidores cambian, lo que obliga a las empresas a ser cada vez más ágiles y a estar al tanto de las nuevas tendencias tecnológicas.

El desarrollo del talento: el alma de la resiliencia empresarial

Más allá de la importancia del legado familiar, el desarrollo del talento interno se ha consolidado como uno de los factores más importantes para las empresas familiares resilientes. Si bien es cierto que la tradición familiar aporta estabilidad, la competitividad en la actualidad depende en gran medida de la gestión del talento y la formación constante. Las empresas que destacan son aquellas que no solo se basan en la historia o en la propiedad familiar, sino que invierten activamente en el desarrollo de habilidades y capacidades, tanto dentro como fuera de la familia.

Un aspecto clave de esta gestión del talento es la adaptación al cambio. En lugar de resistirse a las nuevas tecnologías o a los métodos de gestión más ágiles, las empresas familiares más exitosas han aprendido a integrar innovaciones que les permiten mantenerse competitivas sin perder su esencia. Esto no solo se refiere a la incorporación de herramientas digitales o la mejora de procesos internos, sino también a la capacidad de los directivos de fomentar la creatividad y la adaptabilidad en sus equipos.

Innovación sin perder la identidad

A pesar de los retos inherentes a las empresas familiares, estas han demostrado que el equilibrio entre tradición e innovación es posible. El secreto del éxito radica en la capacidad de fusionar la experiencia de generaciones pasadas con la energía y la visión fresca de los nuevos líderes. En tiempos de incertidumbre como los vividos durante la pandemia del Covid-19, las empresas familiares fueron de las primeras en adaptarse, ya que contaban con una estructura sólida pero también con liderazgo flexible y capaz de evolucionar con rapidez.

En conclusión, el verdadero reto para las empresas familiares del futuro será mantener su legado y su identidad, al mismo tiempo que se adaptan a los nuevos tiempos. Esto no significa abandonar sus principios, sino más bien adaptarse y evolucionar con ellos, incorporando prácticas de gestión modernas, invirtiendo en el desarrollo del talento y fomentando la innovación. La habilidad de equilibrar el pasado con el futuro será la clave para asegurar su éxito sostenido a largo plazo.

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